jueves, 20 de enero de 2011

EL AGUA Y LA SALUD - Parte II

No hay mucho peligro en beber demasiada cantidad de agua, pues el exceso es rápidamente eliminado a través de los riñones. Los riñones usan cantidades enormes de agua. Unos 170 litros de agua pasan todos los días a través de esos órganos. Esto es más que tres veces la cantidad de agua contenida en el cuerpo entero.
Los riñones no derrochan agua, porque devuelven la mayor parte de la misma al torrente sanguíneo para ser usada, según las necesidades, en el resto del cuerpo. De este gran caudal de agua, que pasa por los riñones, los productos de desecho son filtrados y eliminados en forma de orina.

Cuando una persona ha bebido grandes cantidades de agua en un día, la orina se halla naturalmente aumentada. Cuando bebe comparativamente poca agua, la cantidad de orina se reduce y se concentra en forma proporcional. En lo que a la importante función de los riñones concierne, les impone mayor trabajo a estos tejidos el producir orina concentrada que orina diluida. Se les hace, por lo tanto, un favor a los riñones al beber suficiente agua todos los días.

Se ha dicho mucho acerca de la calidad del agua. Se oye hablar de agua dura, agua blanda o dulce, agua contaminada, agua pura, agua destilada, etc. El agua pura, perfectamente sana y apta para tomar, es decir, el agua potable, no contiene gérmenes patógenos ni toxinas. El agua pura no es necesariamente blanda, Sin embargo, el agua blanda es aquella relativamente libre de sales de hierro, calcio y magnesio. Estas sales, cuando se hallan en disolución en el agua, hacen difícil usar el jabón, porque reaccionan sobre el mismo antes que este pueda producir espuma. Pero esta agua dura puede ser tan buena para tomar como el agua blanda.
Nadie puede juzgar si el agua es pura o no, si es o no potable, por su mera apariencia. Muchas personas piensan que el agua corriente es perfectamente pura. Pero este puede no ser el caso, pues el agua que corre puede haber llegado a contaminarse con gérmenes o venenos y seguir siendo perfectamente clara. La única forma para determinar si el agua es potable es mediante las pruebas de laboratorio. Esta es la razón por la cual se hace necesario que la provisión de agua para los pueblos y ciudades sea cuidadosamente controlada y vigilada.
De lo contrario, el agua que se bebe puede transmitir graves enfermedades. Las personas que acampan a la vera de un arroyo de montaña pueden contaminar inocentemente el agua con gérmenes patógenos. Los animales, a menudo, ensucian la corriente. Esta es la razón por la cual las ciudades tiene establecidas plantas de filtración para quitar del agua todo lo contaminante, y realizan otros procesos de purificación para contrarrestar los gérmenes perniciosos. Los que viven en zonas rurales donde no existe tal control, deberían someter la que emplean para tomar, a periódicos análisis de laboratorio para asegurarse de su condición de agua potable. En algunas regiones, no es seguro beber el agua sin hervir.

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